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El verdadero poder es nuestra actitud mental

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El verdadero poder es nuestra actitud mental

¿Por qué algunas personas de inteligencia ‘promedio’ logran todo lo que se proponen, mientras que individuos brillantes tienen vidas desastrosas? ¿Por qué algunos líderes logran motivar a sus empleados para crear empresas geniales como Google y otros no pueden cambiar el rumbo de compañías que se terminan hundiendo? ¿Por qué hay personas que se quedan atrapadas en estados de ánimo que no pueden controlar, y son arrastradas por el río de sus emociones o de las circunstancias externas, mientras que otras tienen una fuerza interior que les permite controlar su destino?

Muchos expertos piensan que la clave está en el manejo de las emociones; sorprendentemente, la inteligencia no es el factor esencial. Ese tema cobró relevancia en los años 90, con la publicación del libro ‘Inteligencia emocional’, de Daniel Goleman, en donde él explicó, con base en diversas investigaciones, que la clave del éxito personal y profesional –y de la felicidad– no tiene que ver con el coeficiente intelectual, sino con habilidades emocionales como sentir empatía por los demás, poder postergar la gratificación, tener la capacidad de automotivarse y comprender las emociones propias para poder manejarlas.

Eso podría sonar a que estamos a merced de nuestro temperamento, algo que se forjó en la infancia o que es fruto de la herencia. Pero el descubrimiento de que el cerebro tiene gran plasticidad, incluso a edades avanzadas, quiere decir que nosotros podemos moldear nuestra mente como queramos –y de esa forma nuestro destino– si tenemos la determinación, el conocimiento adecuado y a través de prácticas como la meditación. Estos días he leído varios libros que tocan el tema, y quiero compartir tres puntos claves.

1. Cuestione sus creencias y quédese con las positivas. Stephen Covey, autor de ‘Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva’, dice que debemos examinar los paradigmas que rigen nuestras vidas porque de ellos surgen nuestras actitudes y conductas. Un paradigma es una forma de ver el mundo, es como un mapa; y si una persona tiene los mapas equivocados, de nada le servirá empeñarse en lograr cambios. “Pensamos que vemos las cosas como son, que somos objetivos. Pero vemos el mundo no como es, sino como somos nosotros. Otras personas ven las cosas de modo distinto porque cada una mira a través del cristal de su experiencia”, dice Covey.

Tony Robbins, uno de los coach más reconocidos en E.U., dice en su libro ‘Poder sin límites’: “Lo que una persona cree, lo que ella piensa que es posible o imposible, determina en gran medida lo que puede hacer o lo que no. Si creemos que nuestra vida tiene límites, haremos que esos límites sean reales. Ya sea que usted crea que puede hacer algo, o crea que no, usted está en lo correcto. Si usted le envía consistentemente a su sistema nervioso mensajes que dicen que puede hacer algo, su cerebro producirá el resultado que desea”.

2. Aprenda a entrar en los estados emocionales que le sirven. Robbins dice que la clave del éxito y la felicidad está en las acciones que decidimos tomar. No basta con tener pensamientos positivos o saber qué hacer. La acción es lo que produce resultados. Sin embargo, muchas personas no deciden, no actúan, porque no manejan bien sus emociones. De hecho, hay personas que piensan que las emociones son algo que les llega, como una gripa, o que son parte de su esencia, cuando en realidad son algo que uno genera mediante acciones físicas y mentales.

Robbins explica que hay días en los que todo nos sale bien, y otros desastrosos, por el estado neurofisiológico del momento. Hay estados habilitantes (confianza, amor, fuerza interior, felicidad) que sacan nuestro poder personal; y hay estados paralizantes (depresión, miedo, ansiedad, tristeza y frustración) que nos dejan sin poder.

Pero él dice que uno puede entrar rápidamente en el estado que necesita, el que nos dé más energía, con ciertas técnicas. Por ejemplo, creando representaciones internas positivas (mediante técnicas de meditación como las visualizaciones) o mediante nuestra actitud física y mental (el solo hecho de adoptar una postura corporal o dejarnos arrastrar por algunos pensamientos basta para generar ciertos estados de ánimo). “Si queremos controlar nuestra vida, debemos aprender a condicionar nuestras mentes. La capacidad de dirigir nuestra vida reside en la habilidad para manejar nuestros estados”, dice.

3. Decida cómo lo van a afectar las cosas. Robbins dice: “Usted puede decidir cómo lo van a afectar las cosas. La forma como nos sentimos y la calidad de nuestras vidas no está determinada por lo que nos pasa, sino por lo que hacemos con lo que nos pasa”. Él opina que “nada tiene ningún significado real, excepto el que nosotros le damos. Y como no sabemos cómo son realmente las cosas, sino solo cómo nos las representamos a nosotros mismos, deberíamos decidir representarlas de una forma que nos empodere, en lugar de crearnos limitaciones. La clave es el manejo mental: por ejemplo, enfocarnos en lo positivo en cada situación”.

“En la mayoría de las situaciones, el problema es uno mismo: nuestros pensamientos, imágenes mentales y expectativas”, dice el experto en liderazgo John Maxwell, en el libro ‘Cómo ganarse a la gente’.

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Imagen: Pixabay

 

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